domingo, 26 de agosto de 2012

Mantén la espada afilada


Siempre hay que mantener la espada afilada, la mente clara y el corazón expuesto.


Hay momentos en los que es imperativo tomar un descanso, dejar que las cosas continúen fluyendo sin formar parte activa de este flujo, simplemente soltarnos y "olvidarnos" del mundo por un momento.

Esto es a lo que llamo "Mantener la espada afilada", hay personas que necesitan horas, días o semanas, habemos otros que necesitamos meses, todo depende de nuestra cantidad de energía y de la situación en cuestión que nos dejó agotados.

Visualízate como un guerrero, alguien que fue a combate, alguien que fue a rescatar a un ser amado, a conseguir alimento, a proteger... todo lo que hacemos en nuestra vida diaria puede ser comparado con lo que un guerrero hace y todo lo que nosotros hacemos requiere de energía, recursos y esfuerzo. El simple hecho de estar vivos en este planeta nos obliga e impulsa a vivir conflictos, pues no todo nos resulta como planeamos y nadie esta exento de sentir dolor por una u otra situación.

Después de un combate, una lucha, un enfrentamiento siempre hay perdidas... un ser amado, recursos, tiempo, una vivienda, salud, la fe, nuestras ganas de vivir... quizás la capacidad de reír, llorar... de sentir.

Y nuestra espada, aquella energía que nos impulsa a continuar, se encuentra gastada, a perdido poco o quizás todo su filo... No es sabio volver a un combate  con nuestra espada en esas condiciones.

Debemos regresar a casa, a ese lugar donde nos sentimos menos vulnerables, donde hay alguien o algo que nos dará soporte, donde podemos recuperar nuestra capacidad de llorar o de reír, es aquel lugar donde podemos lamentarnos, enojarnos, gritar o estar en completo silencio... donde ni a nosotros ni a los demás nos deberá de importar si esta bien o no querer olvidar o recordar todo, dormir todo el día o quedarnos en pijama deambulando por los pasillos con un bote de helado.


Pudimos haber perdido o ganado algo, podemos estar cansados o llenos de energía, enojados o felices, pudimos haber perdido nuestra fe o las ganas de volver a salir a ver la luz del sol... Lo importante de este lugar es que no nos juzgaremos por "no estar activos".

Entonces, una vez que logramos estar en paz con nuestra necesidad de "no hacer nada" y que "no nos importe no hacer nada" cuando no somos víctimas, cuando simplemente somos, ahí, rendidos entre nuestras sabanas, en ese momento en que abrimos los ojos y sabemos que pronto el sol saldrá, con esa misma certeza surge dentro de ti la palabra "suficiente" Sin saber como, de donde o por que... tienes las energías necesarias para ponerte de pie con una actitud completamente diferente al día anterior... estas entonces listo para formar parte activa en este flujo constante de vida... Tu espada se encuentra afilada y tu espíritu rejuvenecido, listo para otro combate, listo para otro momento de paz...

Dejamos ir y aunque desconocemos a que situaciones nos enfrentaremos... de alguna manera sabemos que ahora estamos mejor preparados y más descansados para las situaciones futuras que aparecerán en nuestra vida.

Es muy importante poner atención a nuestro interior, hacerle caso y no caer en la comodidad, mucho menos en un rol de víctima, pues en este caso ya no nos encontramos afilando la espada, si no todo lo contrario, nos quitamos responsabilidad e ignoramos el enorme poder que tenemos para cambiar la manera en la que nos sentimos y percibimos la realidad.

La próxima vez que te veas en la necesidad de afilar tu espada, hazlo sin culpas o remordimientos, sin juzgarte o convertirte en víctima... pues muchas veces al "hacer nada" lo estas haciendo todo.