lunes, 15 de agosto de 2016

¿Para qué estas aquí?

Todo tiene un proposito,

El proposito de la semilla es convertirse en un brote
El proposito del brote es convertirse en un árbol
El proposito del árbol es el dar frutos
El proposito del fruto es transportar las semillas
El proposito de la semilla...


Es facil entender nuestro propósito si fuéramos semillas o frutos, si no pudiéramos cuestionar, negar, aceptar o rebelarnos hacia lo que somos.

Observo con cuidado a mis mascotas y no veo alguna momento de su día donde no estén satisfechas cons er lo que son, nosotros como humanos es un poco diferente, nuestra habilidad de contemplar, de analizar, de cuestionar, de aceptar o de negar es nuestra mayor virtud como especie, pero también nuestro peor pesar.

Somos al llegar a cierta edad, conscientes de nuestra existencia y es entonces cuando decidimos que hacer con la misma, el árbol no puede decidir dejar de dar frutos, la semilla no puede decidir no brotar si las condiciones son las optimas, un ser humano con adecuadas funciones cerebrales, si.

Lo curioso es que teniendo esa increíble capacidad, esa gran virtud, esa gran libertad, muchos humanos se comportan como el árbol, sin aprovechar ese gran recurso, esa gran libertad. No existe ninguna problema en el ser como el árbol, el problema es ser como el árbol sin pensar si eso es realmente lo que queremos...

No es problema el trabajar en una oficina, el problema es no cuestionar si queremos estar en una oficina
No es problema el querer lucir a la moda, el problema es entender por que aceptamos lucir a la moda
No es problema el dejar de hablar con alguna familiar después de una pelea, el problema es no comprender el para qué dejamos de comunicarnos.
No es problema querer rebelarnos contra algo, el problema es no entender de donde viene esa necesidad de rebelión.

La vida es un rio, nuestra existencia en este mundo una canoa, tu espíritu es el navegante y tu capacidad de cuestionar, de aceptar, de negar... de rebelarnos tus remos.
No decides la velocidad del rio o su trayectoria ni su fin, pero si puedes decidir cuando ir más lento, más rápido, hacia el centro, hacia la derecha, izquierda, evitar esa área rocosa o deliberadamente ir hacia esos rápidos solo por diversion...

El unico proposito pre establecido es aquel que compartes con el árbol, por lo que tu puedes crear, entender y entregarte a cualquier otro.

Entonces... ¿Para qué estas aquí?

miércoles, 11 de mayo de 2016

El Placer de Dejar Ir



Usualmente dejamos ir por que tenemos que


Se me ha caído el telefono al retrete... Tengo que dejar ir.

Se me ha perdido el billete... Tengo que dejar ir.

Mi pareja a terminado conmigo... Tengo que dejar ir... después de llamarle por un mes... Dejo ir.

Me han robado la cartera... Tengo que dejar ir.

Me dio diabetes... Tengo que dejar ir el azúcar.

Y andamos por la vida sabiendo que lo mejor es dejar ir, soltar... Pero la verdad es que no queremos soltar hasta que no tenemos opción alguna.

¿Y si lo hacemos a propósito? ¿Qué tal que practicamos un poco el dejar ir, no por que tengamos si no por que queramos? ¿Qué tal que hagamos del soltar algo placentero?

Vamos pues dejando aquello que nos produce placer, aquello que creemos o sentimos nos hace felices.

¿Por qué haría tal cosa? Bueno, por que tarde o temprano vas a tener que dejar ir esas cosas también, que mejor que estar preparado, ya sea por que envejecemos y ya no podemos hacer o comer ciertas cosas o ya sea por que muramos y pues... Ya no podremos comer o hacer muchas cosas...

Vamos a dejar entonces de tomar cafe el día de hoy, o que tal si dejo de ver televisión el día de hoy (si es algo que hago a menudo) O mejor aún, no entrar a las redes sociales por todo un día, ¿No comer postre aunque lo quiera y pueda hacerlo? ¿O si dejo de ser el centro de atención por 24 horas? Quedarnos guardados en un fin de semana y no ir de fiesta...
Tu mejor que nadie podrá saber con que querer practicar ¿Dinero? ¿Tiempo? ¿Comida? ¿Pasatiempos? ¿Sexo?

Recuerda, no es por que tengamos que hacerlo, si no por que queremos hacerlo. Por que queremos conocernos, saber que podemos soltar todo, ser libres tanto del placer como del sufrimiento, no ser reactivos a nuestra propia rutina, ni las necesidades de mi cuerpo, ni a las necesidades de mis emociones.

Y no intento insinuar dejar todas esas cosas para siempre, solo lo suficiente pera comprender que tanto nuestra dicha depende de todo aquello que de la noche a la mañana puede desaparecer. Para poder encontrar un estado mental ecuánime, donde sin importar que tanto placer o displacer exista, podamos permanecer despiertos, atentos, dichosos y libres.

Son en los momentos en blanco, en el vacío donde nos vemos reflejados, donde encontramos sabiduría y libertad.

Y ¿A ti qué te apetece dejar ir el día de hoy?