lunes, 25 de abril de 2011

El arte de hacer nada

Seguramente sabes cuanto tiempo aguantas la respiración, muy probablemente sepas el tiempo que haces de tu hogar a la escuela o el trabajo, cuanto tiempo pasas en la ducha, cuanto tiempo requieres para hacer de comer...

Pero sabes ¿Cuanto tiempo puedes quedarte quieto?

Sin hacer algo, sin pensar, sin preocuparte, sin querer transformar algo, sin querer hablar, sin hablar, sin moverte de un lado para otro, sin prender la tele, sin tomar un libro, sin salir a la calle, sin prender la computadora...

¿Cuanto tiempo puedes estar haciendo nada?

O quizás jamas habías considerado la posibilidad de hacer nada o quedarte quieto

En la mayoría de nuestros núcleos sociales y culturales se habla siempre de la producción, de ser útil, de crear, transformar, destruir, de llenar los espacios vacíos.
Alguien que no es productivo no es valioso por que "No aporta nada a nuestra sociedad" Una persona que hace nada es como una computadora descompuesta, no tiene un propósito, utilidad y debe de ser cambiaba, reparada o descartada.
Esta es la esencia de la educación moderna y esta arraigado en lo más profundo de nuestra mente.

Por otro lado nos cuesta (la mayor parte del tiempo) estar con nosotros mismos, o más bien, nos cuesta trabajo simplemente estar.
No nos gusta lo que aflora en las noches cuando no hay ruido, no nos gusta lo que aflora cuando no tenemos con quien platicar, no nos gusta lo que surge cuando hay una falla en el sistema eléctrico de nuestra casa... No nos gusta lo que esta ahí cuando no hay nada que nos entretenga.

Juntemos estas dos condiciones y siempre querremos estar haciendo algo.

Claro que hay situaciones donde definitivamente tenemos que hacer algo, como hablar con alguien, trabajar, manejar, ir al cine, salir con los amigos... Sin embargo, en medio de todas estas actividades hay momentos en los cuales es muy productivo hacer nada.

¿Qué tiene de beneficioso hacer nada?

Hacer nada nos permite tomar decisiones adecuadas, hacer nada nos facilita no aventar las cosas de nuestro escritorio, nos permite conocernos mejor, amarnos, querernos, entendernos. Nos deja ver que no necesitamos llenarnos de cosas y actividades para estar bien...

Al hacer nada nos percatamos que distinta y dichosa nuestra vida puede ser al dejar las decisiones y actividades impulsivas, desesperadas y aceleradas que nos afectan día con día.

¿Cómo hacemos nada?

¡Lo fantastico de hacer nada es que no tenemos que hacer nada!

La clave para esto es quedarnos quietos, inmóviles de ser posible.

Cuando tengas un problema antes de tomar una decisión precipitada solo siéntate o quédate parado, frena tu mente no te concentres en el problema ni los pensamientos, concéntrate en lo que sientes, tu cuerpo y mente se relajaran y estarás listo para recibir o tomar una solución.

Cuando alguien más tenga un problema (que no requiera atención urgente como un paro cardiaco) no intentes llenar a esa persona con tus consejos, emociones o pensamientos. Observa, mantente quieto, si esa persona necesita tu ayuda o consejo te lo pedirá, si no lo sabe puedes hacerlo saber "Acude a mi si necesitas algo" eso es todo. El involucrarnos en la vida de alguien para transformar su vida a lo que nosotros creemos que es lo que necesita solo nos trae sufrimiento, drama, enojos e impotencia.

Cuando alguien te insulte en cualquier lugar, no respondas, vuelve a poner tu atención a lo que sientes, a lo que observas, pero no a lo que piensas. Tu mente esta acostumbrada a reaccionar, es un reflejo, como tu mano al tocar algo caliente se quita de inmediato. Andar por la vida actuando siempre por reflejo no te ha traído nada bueno. Entrenemos a la mente para que su reflejo sea quedarse quieta.

Cuando te sientas ansiosa y necesites comprar, crear, destruir... siéntate, tómate un tiempo contigo, ve dentro de ti y deja los pensamientos a un lado.

Cuando cualquier situación no resulte como tu esperabas o como te gustaría que estuviera sucediendo... quédate quieta, observa y siente...

Al hacer esto estamos re educando a la mente, la hacemos más receptiva, más tranquila, más pacifica... por lo tanto nos convertimos en personas más dichosas, libres y creativas.

El quedarnos quietos puede ser equiparado a apagar el fuego que calienta una olla express, si la abrimos muy caliente el contenido saldrá volando y nos podrá causar un daño... Quedarnos quietos es esperar, tranquilos enfrente de esa olla (nuestras emociones o pensamientos) a que se enfríen, entonces podremos abrir sin problema la olla y utilizar de manera adecuada el contenido.

No es sencillo, quizás es tan difícil como aprender un nuevo idioma... No lo lograremos de la noche a la mañana, un día podremos hacer nada unos segundos, con el tiempo serán minutos, horas, días, semanas... hasta convertirnos en maestros en el arte de hacer nada.

2 comentarios:

J Carlos M. dijo...

Me parece un texto hermoso de alguien que practica ese pequeño gran arte de la meditación: el wu-wei, el no-hacer. Gracias de corazón por expresarlo d emanera tan sencilla y profunda. En Gassho

Monje Urbano dijo...

¡Hola Carlos!

Muchas gracias, me da gusto que hayas disfrutado del texto. Es una gran practica que vale la pena perfeccionarla.

¡Saludos!